En el debate televisado del lunes día 10, toda España pudo comprobar que Alberto Núñez Feijóo es la persona adecuada para convertirse en Presidente de Gobierno después de las elecciones del 23 de este mes. También lo pudieron comprobar, como los demás españoles, todos los cántabros que siguieron el acontecimiento. Una vez más, frente a un candidato del PP sereno, centrado y con buenos argumentos, vimos a un Pedro Sánchez agresivo, incómodo y nada convincente. Un político radicalizado que no cree en sus propias palabras, porque las ha desautorizado él mismo en numerosas ocasiones y en asuntos importantísimos. Se hizo patente la necesidad que tiene nuestro país de derogar el sanchismo.

Un sanchismo que, como fue evidente al negarse a suscribir un acuerdo de respeto a la lista más votada, precisamente no cree que vaya a ser lista más votada y, por tanto, su única esperanza es la “suma Frankenstein” con los comunistas y con los nacionalistas periféricos más extremos. Frente a este riesgo, un Gobierno en solitario del PP presidido por Núñez Feijóo es el mejor estabilizador para España y nos puede sacar de la dinámica de bloques ideológicos en la que el PSOE está metido desde su radicalización en 2018, su coalición con Podemos en 2019 y su alianza de estos años con partidos como ERC o Bildu.

Normalmente, un Presidente del Gobierno puede acudir a un debate con dos puntos de ventaja iniciales: su perfil institucional y el hecho de que, al gobernar, dispone de abundante documentación de ministerios y servicios de estudio. Es decir, puede dar imagen de autoridad y también hablar con la autoridad del dato concreto. Sin embargo, en el debate fue Núñez Feijóo quien parecía ya Presidente, y Pedro Sánchez quien parecía en la oposición y a la zaga. Me parece algo muy representativo de la situación: Sánchez ha perdido imagen de autoridad ante los españoles, por sus falsedades, sus disparates legales y su obsesión con dividir a los españoles en buenos y malos; y además ha perdido la ilusión por su proyecto, ya que no es capaz de articular un discurso claro y persuasivo sobre sus presuntos “logros” después de un quinquenio en La Moncloa.

Desde Cantabria, es oportuno tomar nota. No solo una victoria de Feijóo, sino realmente una victoria lo bastante holgada como para gobernar en solitario, es lo óptimo para España y para nuestra comunidad autónoma. Hay muchos asuntos pendientes de una nueva presidencia: proyectos de infraestructuras, industriales, sacar al lobo del LESPRE, costas, ley general de vivienda, fomento de energías renovables, adjudicación de fondos europeos, proyectos culturales, alivio fiscal para familias y emprendedores… Todo ello hace que el voto más necesario ahora en Cantabria sea el voto al PP, el voto para que Núñez Feijóo alcance la Presidencia del Gobierno y cuente con margen de maniobra para desarrollar una política propia, sólida y que responda a nuestras aspiraciones.

Las múltiples presencias de Feijóo en nuestra tierra demuestran su interés y su compromiso con Cantabria. El hecho de que durante cuatro legislaturas haya sido Presidente de Galicia demuestra su compromiso con la España de las autonomías y su conocimiento de lo que se necesita para un buen ejercicio de competencias importantes como sanidad, educación, ciencia y tecnología.

Un nuevo Gobierno de Cantabria bajo Presidencia de María José Sáenz de Buruaga acaba de tomar posesión y se dispone a realizar una agenda de prioridades para iniciar el cambio de rumbo que los cántabros han decidido en las runas del 28 de mayo. Para este Gobierno de Cantabria, monocolor del PP, resulta extraordinariamente necesario que en La Moncloa esté Núñez Feijóo, también al frente de un Gobierno popular. Así durante cuatro años la sintonía entre ambos Gobiernos permitirá conseguir mucho más rápidamente los objetivos de Cantabria. Por el contrario, si el Gobierno de nuestra región tuviera que cohabitar con un Gobierno Frankenstein de Sánchez, Díaz, ERC, Bildu y demás acompañantes habituales, las cosas se pondrían enormemente difíciles. Pues ya hemos comprobado su nulo interés por nuestras industrias, ferrocarriles, autovías, problemas de vivienda, ganadería extensiva, empresas ubicadas en concesiones de costas, etcétera, etcétera. Este sería, pues, un panorama bastante oscuro, y podría abocar a una legislatura menos productiva de lo que podría ser si existe sintonía entre Madrid y Santander.

De ahí nuestra apelación, de cara al 23J, a los votantes socialistas moderados y a todos los votantes regionalistas para que piensen en Cantabria y en España, y apuesten por la centralidad, la moderación y la experiencia que Núñez Feijóo representa. Desde el punto de vista nacional y desde el punto de vista regional, el Gobierno monocolor del PP es la mejor alternativa para Cantabria. Por ello, “Cantabria con Feijóo” es la decisión más racional ante esta trascendental cita con las urnas. Concentrar el voto en el PP es lo más útil para nuestra tierra. Que nadie se quede en casa el día 23, ni ceda a las tentaciones de una jornada veraniega. Estamos decidiendo no solo nuestra España de los próximos cuatro años, sino también en gran parte la Cantabria del futuro inmediato. Sé que la inmensa mayoría de los cántabros son conscientes de la situación y que se disponen a votar con ella en la mente. Por nuestra parte, los candidatos seguiremos con nuestro trabajo de explicación y con nuestro compromiso para defender España y Cantabria desde las Cortes Generales.