El imparable precio de la energía, principalmente de la luz, está generando consecuencias devastadoras para todos los sectores, principalmente el industrial, que ve amenazada su viabilidad en nuestro país.

En el caso de Cantabria, comunidad por la que soy senador, tiene como caso más mediático –pero no el único- la empresa Ferroatlántica. Y es que recientemente, y por boca de nuestro presidente, Miguel Ángel Revilla, se ha conocido, el cierre de un horno de esta empresa ubicada en Boo como consecuencia de los elevados costes de la energía.

Para aquellos que no lo conocen, el consumo mensual energético de la planta cántabra supera en más de 5 millones de euros al consumo mensual en la planta de la misma compañía localizada en Francia, por lo que el riesgo de deslocalización es más que potencial, y los dramáticos efectos del mismo para Cantabria son, sin duda, un temor actual recurrente para los trabajadores y sindicatos del sector. Estos datos son una realidad, pero parece que a este Gobierno no le preocupa demasiado, no así al Partido Popular.

Por este motivo, y desde mi cargo como senador, he planteado a la Cámara las siguientes cuestiones:

  1. ¿Cuál es la valoración del Gobierno sobre el mencionado cierre en Cantabria?
  2. ¿Qué implicación considera el Ejecutivo que ha tenido en el mismo la falta de determinación del Gobierno a la hora de ejecutar medidas contundentes en pro de la industria electrointensiva?
  1. ¿Cuáles son las previsiones a corto y medio plazo del Gobierno de España sobre los potenciales cierres de empresas electrointensivas españolas derivados del diferencial tan significativo de precios de la energía respecto a nuestros países vecinos?
  1. ¿Prevé el Gobierno de España poner en marcha alguna medida de urgencia para  paliar dicha realidad?

Desde mi grupo estamos a la espera de sus respuestas, la cuales confiamos que lleguen pronto, dado que el cierre de este horno puede generar graves consecuencias en el empleo de los cántabros.