En la campaña electoral de julio, el candidato socialista Pedro Sánchez prometió que no amnistiaría a los separatistas catalanes con cuentas judiciales pendientes. En cambio, se ha presentado a la investidura con un programa que incluye dicha amnistía, a cambio de que los separatistas catalanes lo mantengan como Presidente del Gobierno. Otras concesiones incluyen pasar una gran parte de la deuda autonómica de Cataluña a las espaldas de todos los españoles, amenazar a los jueces y magistrados con comisiones inquisitoriales en el Congreso de los Diputados, y promover con sus constitucionalistas adictos interpretaciones “creativas” de la Constitución que conduzcan a la futura autodeterminación de Cataluña y del País Vasco.
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