La autovía entre Aguilar de Campoo y Burgos es una infraestructura que estando  fuera de Cantabria es fundamental para el desarrollo de nuestra Región.

Conectar por autovía Aguilar de Campoo y Burgos es conectar la columna vertebral cántabra (Bahía-Besaya-Campoo) con una ciudad, la capital burgalesa, que da al valle del Ebro (ahora por Miranda y la AP-1, próximamente por Logroño con la A-12 en construcción) y a la zona norte acceso directo a todo el anillo urbano e industrial de Madrid.

Por eso esta autovía, la A-73, que comenzó a impulsarse con los Gobiernos del Partido Popular siendo José María Aznar presidente de la nación y José Joaquín Martínez Sieso de nuestra comunidad autónoma, es fundamental para el desarrollo económico y social de Cantabria. Desde el PP cántabro, burgalés y palentino, y especialmente en el Senado, venimos reclamando que se corrija lo que es un abandono inaceptable. Pues, efectivamente, al llegar el PSOE al poder en 2004 esa autovía entró en vía muy lenta administrativa y, aunque con un nuevo Gobierno posterior del PP se hizo un plan para reactivarla, la moción de censura y la coalición del Pedro Sánchez con Podemos ha vuelto a estancar esta obra imprescindible. Es una obra que estando  fuera de Cantabia es fundamental para el desarrollo de nuestra Región. Mientras, la N-627, carretera nacional a la que la A-73 debería ya haber sustituido, ha acumulado ya 162 accidentes con víctimas, de ellas 20 mortales más 44 heridos graves. Es decir, la A-73 no solo es urgente por razones de desarrollo regional, sino también por seguridad vial.

La situación no puede ser más penosa ahora mismo. Entre Burgos y Aguilar la autovía se divide en siete tramos, de los que, a lo largo de veinte años, solo tres han entrado en servicio. Otro más ha visto su proyecto aprobado este verano, pero no está adjudicada la obra y no es previsible que pueda terminar antes de 2025.

En cuanto a los tres restantes, que están más hacia la parte de Aguilar, uno de ellos no tendrá redactado su proyecto hasta 2024 (después habrá que licitar y adjudicar obra, lo que puede consumir casi otro año más); y los otros dos todavía se encuentran en fase de actualización de los proyectos iniciales, pero sin ningún tipo de fecha para la realización. Las obras se han demorado tanto, que incluso cambia la legislación y los proyectos de ingeniería se quedan obsoletos, lo que habla por sí solo del abandono al que el PSOE ha sometido a Cantabria, y al norte de las tierras castellanas, con estos escandalosos retrasos.

Viendo este panorama, podemos concluir que, si no llegan pronto otro Gobierno de España y otro Gobierno de Cantabria que se tomen en serio la importancia de esta conexión para la industria, la logística, el turismo y el mundo rural cántabro, no habrá A-73 completa antes de 2030 y, de permanecer las coaliciones actuales en el poder en Madrid y Cantabria, es muy posible que mucho después de ese año tampoco esté terminada.

El núcleo de Madrid y el corredor del Valle del Ebro entre Burgos y el Mediterráneo forman la parte más pujante de la economía peninsular española. Una actualizada conexión por autovía es fundamental para que nuestra comunidad pueda beneficiarse de un mayor movimiento por todos esos ejes. El corredor del Ebro, por ejemplo, da lugar a la conexión con Valencia a través de las planicies turolenses, por un trazado no muy diferente del que tenía el malogrado ferrocarril Santander-Mediterráneo. Y en segundo lugar, ese corredor del Ebro, en la zona litoral catalana, conecta con el gran corredor oriental español.

Ha sido un error importante del actual Gobierno de Cantabria perseguir quimeras con tiempos remotísimos de ejecución (y ninguna garantía de ejecución, que es peor) en vez de, mucho más pragmáticamente, exigir la rápida terminación de lo que ya estaba en ejecución, como era la A-73. Ello nos muestra que algunos partidos hacen listas de reivindicaciones pensando en los folletos electorales, pero no en un verdadero plan para convertir a Cantabria en una región mejor interconectada y con muchas más oportunidades económicas para sus gentes, sus jóvenes, sus empresas.

Que se pueda llegar a tardar 30 años en unir Aguilar con Burgos, un trazado corto y que apenas presenta dificultades orográficas mayores, es un borrón muy oscuro en la trayectoria del socialismo (cántabro, castellano y nacional en general) y del regionalismo (cántabro); este último no ha defendido de verdad un interés clarísimo de la región, y la prueba es que lleva ya un segundo ciclo de 8 años de amistad y coalición con el PSOE y la A-73 está como está.

El compromiso solidario y conjunto del PP en Cantabria y de las dos provincias limítrofes es la única garantía de que esta autovía se pueda agilizar al máximo cuando Alberto Núñez Feijóo, como esperamos y por lo que trabajamos, alcance el Gobierno de España y cuando nuestra presidenta regional, María José Sáenz de Buruaga, alcance el de Cantabria y demuestre, como hizo cuando era vicepresidenta y consejera de Sanidad, su capacidad resolutiva por Cantabria y para los cántabros. Hoy, mientras, la A-73 es uno de los muchos signos de que la coalición PRC-PSOE ha sido malísima para nuestra región y la está dejando rezagada y en una gran desventaja de desarrollo.

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